lunes, 28 de mayo de 2012

El Benteveo



Tan llamativo por su grito como por las características de su plumaje o por sus hábitos, el benteveo ha sido a través del tiempo una presencia familiar para los habitantes de América.
En las notas de su canto los diferentes pueblos han creído descubrir las palabras y frases más vareadas: nei-nei oían los tupís, y pitaguá los guaraníes.”Bicho Feo”, “Bien te veo” y hasta “ Montevideo”- al oído de los Uruguayos- son sólo algunas de las traducciones de ese grito que los seres humanos hemos determinado, en un acto donde confluyen el humor y tal vez la velada ilusión de comprender el lenguaje de los pájaros.
   
Un hábitat vareado:
Los Benteveos gozan de una gran capacidad de adaptación al medio, de modo que habitan tanto en regiones cercanas a las selvas tropicales como en sabanas, praderas y estepas o sierras.
La variedad de una dieta omnívora y de los elementos que requiere la construcción de su nido les permite vivir y reproducirse en tan distintos ambientes.
Aunque a veces se los halla en lugares secos, prefieren generalmente la cercanía del agua y también frecuentan lagunas, bañados y ríos o sus inmediaciones.
 
 Un gran hablador:
Aunque no es un buen cantor, el Benteveo se destaca por su locuacidad y sus voces tan peculiares, que los distinguen de otras aves y lo vuelven fácilmente identificable para el hombre común que comparte su hábitat.
Si bien el grito “benteveo” parece ser la más características de sus expresiones, sus vocalizaciones son mucho más amplias, incluyendo sonidos vareados, desde chillidos estridentes hasta reclamos largos y claros, casi melodiosos.
A veces esta vocalización es compartida por la pareja y entonces el día se establece en forma de canto simultáneo o antifonal.
     
 Supervivencia:
El Benteveo es un hábil buscador de alimentos y para conseguirlo dispone de técnicas muy variadas que adapta a cada tipo de presa o comestible que le ofrezca su hábitat. A veces lo detecta mientras vuela ondulantemente y otras estudia con minuciosidad el suelo o el agua bajo la rama donde está posado.
Para cazar, los Benteveos acostumbran a “halconear” a la manera de ciertas aves de presa, lanzándose luego rápidamente sobre su víctima con el cuerpo en ángulo de 45° y aleteando.
Para pescar, el benteveo se posa en una rama o barranco que sobresalga sobre el agua y espera que aparezca un renacuajo o pez pequeño cerca de la superficie. Entonces vuela hasta su presa y aleteando sobre el agua  la atrapa sin zambullirse.
La cercanía de los seres humanos ofrece nuevas posibilidades de alimentación al Benteveo: sigue a los arados en primavera para comer los gusanos y larvas que quedan expuestos al remover la tierra y se acerca a los carneadores en busca de bocados de carne fresca.
A veces acecha a otras aves para quitarles el alimento recién encontrados y puede eventualmente comer huesos y pichones.
   
Una pareja comunicativa:
Cuando llega la época de formar pareja, una vez elegida la compañera, es el macho el que lleva adelante el despliegue nupcial. Se para rápidamente erguido frente a la hembra, con el cuello en posición vertical. Lleva hacia abajo la punta del pico elevando las negras plumas de su cabeza y dejando expuesta su corona dorada usualmente oculta, mientras sacude rápidamente las alas y produce un fuerte chasquido con el pico.
Cuando uno de los dos llega a los árboles donde suelen reunirse y el compañero se demora, el primero lo reclama con un llamado largo y claro. El buscado contesta con otro poderoso grito desde el punto a veces bastante alejado donde se encuentra.
Cuando finalmente macho y hembra se encuentran se posan juntos, con los pechos casi rozándose, las cabezas erguidas, aleteando contra las ramas y lanzando fuertes gritos.
   
Un hogar hospitalario:
Es bastante probable que las parejas antiguas vuelvan cada año al mismo lugar para nidificar, mientras que las jóvenes deben buscar otro sitio para construir su nido, lo que les demanda entre cinco y seis semanas de trabajo.
Generalmente ubican el nido a una altura de dos a ocho metros, adherido a ramas de árboles o arbustos aislados o semiaislados.
También pueden encontrarse nidos instalados en postes, y en ocasiones, tal vez, cuando la zona no ofrece lugares especialmente aptos, los benteveo se conforman con duraznillos y arbustos cercanos al agua e incluso con suelos inundados. El aspecto general que ofrece el nido es más bien tosco y desprolijo. Sin embargo el interior es confortable, ya que es amplio y está tapizado con materiales suaves como plumas, lanas, crines y pelos. El tamaño es variable, pero todos son bastante grandes y de forma globular y miden alrededor de 40 cm. de alto por 30 cm. de ancho y espesor.
Una vez construido el hogar, la hembra pone 4 o 5 huevos al parecer dos  o tres veces al año. Puede poner otro si uno de los huevos se pierde o es retirado. Los huevos son de color crema y poco satinados, con manchas marrones, rojizas y lilas en uno de sus polos , generalmente formando corona, la tarea de empollar los huevos está a cargo de la hembra, que no sólo incuba los propios sino también, excepcionalmente, los de un ave parásita, el renegrido, que introduce subrepticiamente sus huevos en los nidos de muchos otros pájaros, incluso de uno tan agresivo como el benteveo.
Los dos miembros de la pareja comparten el cuidado de los pichones.

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