miércoles, 6 de febrero de 2013

El Churrinche



Durante la primavera los Churrinches arriban a los montes del centro argentino. Son muchas las aves que emigran a estos montes pero el churrinche es uno de los primeros en llegar y el más colorido. En Buenos Aires, a principios de septiembre pueden observarse los primeros machos, de inconfundible corona, pecho y vientre rojos. Las hembras, de coloración mas humilde, pardo grisáceas y de característico jaspeado en el pecho, arriban poco después.
El Churrinche abita gran parte del país, ocupa áreas abiertas, arbustivas y bordes de bosques, y es también frecuente en arboledas introducidas (especialmente pinares), parques y jardines suburbanos.
Este hermoso pájaro posee diversos nombres comunes: la mayoría hace referencia al color rojo de el macho (brasita de fuego), dueño del sol), pero su dulce y suave canto "churrin-churrin" es el que le ha dado su nombre más conocido.
En Febrero, después de la reproducción, migran los adultos hacia el norte, pero los jóvenes se van en abril.
El área de residencia durante nuestro invierno llega hasta a Venezuela y Colombia, aunque algunos ejemplares permanecen en el norte argentino.
Las aves tienen un singular valor estético, que frecuentemente han inspirado los artistas. El arte, bajo sus diversas manifestaciones, produce un goce vital para la salud espiritual de los pueblos, que tanto puede manifestarse el la melodía de una canción, la imagen de una acuarela, los versos de una copla o el vuelo escarlata del Churrinche entre los pastizales.
Los pichones nacen cubiertos por un plumaje similar al de la hembra, aunque algo más grisáceo. Semanas después de dejar el nido ya empiezan a distinguirse por la coloración escarlata del macho adulto.
Su alimento consiste en mariposas, mosquitos, moscas, grillos, escarabajos y hormigas.
A los caminadores los caza en tierra.
A los voladores los atrapa en su medio con mucha destreza. Sus vuelos son acrobáticos, rapidísimos, con curvas muy cerradas. Con rectas veloces y si es necesario pequeños planeos. Por momentos suele quedarse estático en el aire como un helicóptero desde donde emprende un veloz vuelo hacia su presa aérea.
Luego de atrapar su bocadillo, se dirige a la rama de un árbol o la punta de algún pequeño arbusto a la espera de la visualización de más alimento.


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