Con los nombres vulgares de tero,
teru, tero-tero, teru-tero (voces provenientes del guaraní) se designa en
nuestro país a un ave que por su coloración, tamaño conspicuo y fuertes
llamadas se hace prácticamente inconfundible.
Hábitat:
Las distintas subespecies de
teros son abundantes en toda América del sur, con excepción del Ecuador, Perú y
gran parte de Bolivia y de la selva amazónica. En la Argentina se distribuye en
casi todo el territorio nacional. Su presencia es típica en las proximidades de
lagunas o cañadas; es muy común hallar teros bastantes alejados del agua, como
en campos abiertos que posean buena visibilidad ya que la vista juega un papel
fundamental en su sistema de búsqueda de presas. También es muy frecuente
hallarlos en grupos o en parejas en los caminos de tierra o a la vera de los
mismos, incluso en las costas del mar. Además, los teros no se aventuran en
sitios umbrosos de vegetación cerrada. Para construir los nidos, prefieren los
campos de pastos cortos, por lo que es frecuente Hallarlos en potreros donde haya
habido una fuerte presión de pastoreo, que les asegura una amplia visibilidad,
previniéndose del ataque de chimangos y de otros posibles depredadores.
Alimentación:
Fundamentalmente prevalece en su
dieta el contenido animal; los restos vegetales y minerales son probablemente
ingeridos junto con la presa, casi todas éstas son insectos (langostas,
escarabajos, hormigas) vinculado con la tierra firme, es decir que los caza en
sitios relativamente alejados del agua. Su comportamiento de alimentación
consiste en cortas carreritas de tres o cuatros pasos; luego el ave envía
picotazos. El tero usa también el método del "temblor de patas"
o"tanteo". Con esta maniobra logra movilizar a las lombrices que
están bajo tierra, y, gracias a su fino sentido del tacto ejercido con los
dedos consigue localizarlas; hunde levemente en la tierra, las capturas y
tironea en dirección vertical.
Un cortejo complejo:
A veces se inician luchas entre
machos, que se continúan en el aire, atacándose con el pico pero no con los
espolones. Luego uno de ellos realiza un despliegue de atracción hacia la
hembra revoloteando a su alrededor con la cola desplegada e inclinada hacia
abajo, estirando la cabeza lo más alto posible. El nido es un hoyo apenas
escarbado en la tierra, limitado por ramitas quebradas y unas pacas hierbas
secas o tallitos de cardo y otras plantas.
Nidificación:
La época de la nidificación puede
empezar temprano, en el mes de junio, cuando la estación es favorable. Las
sequías, los fuertes vientos o las inundaciones pueden retrazar el comienzo de
la estación de cría varios meses. Se han hallado pichones en el mes de octubre
e incluso en noviembre; también en enero, en tierra de pastos cortos y en las
cercanías de lagunas y charcas temporarias.
Ponen en general cuatro huevos
con intervalos de uno o más días, pero a veces se encuentran nidos con solo
tres y ocasionalmente han sido descriptos nidos con cinco, seis o hasta ocho
huevos. Esto último sería consecuencia de la utilización del nido por parte de
más de una hembra. El período de incubación es de veintiséis o veintisiete
días. La forma de los huevos es casi periforme, con el polo agudo más cónico
que elipsoidal; su cáscara es finamente porosa, y su color de fondo es verde
oliva mate, con dos tipos de manchas: una de fondo negra y otras más grandes,
también negras y superpuestas sobre las primeras, verdaderos camuflajes que los
disimula ante los posibles depredadores.
Crianza
La información general indica que
el tero forma parejas; ambos miembros de ellas se ocupan del cuidado de la
prole. Sin embargo, en los últimos años las observaciones de campo han
planteado la posibilidad de que algunos teros desarrollen un comportamiento
poligínico, es decir que haya por cada macho. Nidos con más de cuatros huevos
parecen confirmar esta tesis. Sin embargo, un tercer sistema de cría es mucho
más usual: el cooperativismo, bajo la forma de los denominados
"tríos". El trío es una pareja más un tercer individuo que no tendría
necesariamente que ser una hembra, sino que podría tratarse incluso de un macho
emparentado. La función que cumpliría este tercero podría ser la de ayudante en
la vigilancia y cuidado del nido, contribuyendo así a la supervivencia de la
nidada mediante un comportamiento evidentemente cooperativo.
Defendiendo el Nido:
Durante la incubación estas aves
son extremadamente celosas y vigilantes. En esta época atacarán con furia a
toda ave de presa que se acerque al nido, defendido mediante diferentes
actitudes, que dependen del estado de incubación de los huevos o del grado de
peligro al que se ven sometidos. Para la defensa usan diferentes tácticas: 1.
Vuelos en picadas, rasantes, sobre el intruso, emitiendo gritos de alarma. 2.
Despliegue de amenaza: el tero se dirige hacia el intruso gritando, con la
cabeza estirada hacia delante y las alas ligeramente abiertas, mostrando los
espolones y la cola abierta 3. Despliegue del ala caída: el animal realiza
carreritas en el suelo con un ala caída, como si estuviera quebrada. 4.
Despliegue del "falso nido": el ave parte de su nido cautelosamente
hasta llegar a otro lugar donde se sienta, simulando cubrir la postura; luego
pude levantarse con ligereza, como si hubiera sido sorprendida en el nido,
despistando así al intruso. 5. Segundo despliegue del "falso nido":
es una variante del anterior y consiste en mostrarse de manera bien visible,
caminando o correteando hasta sentarse de pronto como cubriendo un nido.
Un ave muy activa:
Los teros se muestran activos por
la mañana antes que las demás especies de los alrededores. Cuando el sol casi
no calienta, los teros ya están caminando y picoteando insectos. La postura
típica para el descanso nocturno es de pie, con la cabeza cobijada contra el
cuerpo o bajo el ala. El estado de alerta es constante
La relación con sus congéneres:
Los teros pueden ser hallados en
bandadas de hasta cuarentas individuos, pero generalmente suelen andar en
parejas o en grupos de tres o cuatros individuos. Estos grupos se pueden
constituir en cualquier época del año.